La ilusión del control y el sufrimiento

Creemos que tenemos el control de nuestras vidas. Planeamos, organizamos, anticipamos escenarios, convencidos de que si hacemos todo bien, podremos evitar lo inesperado. Pero la realidad nos recuerda constantemente que el control es una ilusión, un intento de la mente de aferrarse a una estabilidad que en realidad nunca ha existido. Y en esa ilusión, muchas veces nos encontramos atrapados por el miedo al caos, al cambio, a lo que no podemos predecir.

El miedo al caos nace de la incertidumbre. Queremos seguridad, claridad, garantías de que todo saldrá según lo previsto. Pero la vida no se rige por nuestras expectativas. Nada permanece fijo, todo está en movimiento, y cuanto más intentamos controlar, más ansiedad generamos. Nos preocupamos por el futuro, nos aferramos a rutinas rígidas, evitamos lo desconocido, todo con la esperanza de mantener un orden que nos haga sentir a salvo.

Sin embargo, la verdadera paz no llega a través del control, sino de la aceptación. Cuando dejamos de luchar contra lo inevitable, cuando comprendemos que no podemos sujetar cada detalle de la existencia, algo dentro de nosotros se relaja. La incertidumbre deja de ser una amenaza y se convierte en un espacio de posibilidades. En lugar de ver el caos como una fuerza destructiva, podemos empezar a verlo como un flujo natural que nos permite crecer y evolucionar.

Soltar la necesidad de control no significa vivir sin dirección ni caer en la apatía. Se trata de encontrar equilibrio entre la acción y la confianza, entre hacer lo que está en nuestras manos y aceptar lo que escapa de ella. No se trata de resignarse, sino de aprender a moverse con la vida en lugar de resistirse a ella.

Cuando aceptamos la incertidumbre, el miedo pierde fuerza. Descubrimos que no necesitamos tener todas las respuestas ni prever cada resultado para estar en paz. Aprendemos a fluir, a confiar en que, aunque no siempre podamos ver el camino con claridad, seguimos avanzando. Porque la vida nunca ha sido sobre controlarla, sino sobre aprender a vivirla con plena presencia.

Si aceptamos que nuestro futuro es ilusorio porque nunca podemos controlarlo al 100%, ¿por qué te mortificas o temes a cosas que van a suceder? ¿No sería más sensato disfrutar lo que tienes? En mi caso, disfruto cada mañana del caos y la incertidumbre. Dirás, ¿cómo haces eso? Pues muy simple: solo observo sin juzgar, y adivina… vivo en armonía y en paz en medio de toda esa tormenta, que solo es ilusoria cuando acepto que todo puede ocurrir. Pero mientras ocurre, disfruto de ella.

Puede que después de escribir esto sufra, puede que al acabarlo ocurra algo inesperado que arruine el día, pero ¿por qué no mejor pensar, querido lector, que hoy será un gran día? Sea lo que sea, todo me enseña algo, y solo yo decido ver lo hermoso de la vida o quedarme en el miedo de no probar nada y no recibirlo con agrado.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *